Ella volvía a hundirse en la
triste oscuridad, esta vez sabía perfectamente dónde caía. Muchos años
observándose intentando conocer su ser, no había nada tan adictivo. Un ciclo
más se dijo y antes de llorar de nuevo, sonrió, esta vez lo veía con claridad,
volvía a pensar.
Todo en lo que creía, todo lo que había construido se desmoronaba como
castillos de arena defendiéndose ante el furioso y poderoso viento que como
también seguidor de los ciclos, se tornó huracán, o eso pareciera.
No tuvo nada que hacer, salvo sucumbir, abrió sus brazos de par en par,
para ser aniquilada, para ser cometa… después vendría la paz y la calma de la
desolación, y la ilusión regresaría de nuevo con martillo en mano, de nuevo
para volver a construir.
Pero esta vez el viento no sopló tan fuerte, desgraciadamente los
anteriores ciclos fueron devastadores y las construcciones nuevas eran
efímeras. Se las llevó en un suspiro y fue todo muy rápido.
Ella quedó insatisfecha pues creía que iba a ser la definitiva, creía
que no tendría que volver a empezar otro ciclo. Se dio cuenta de su
contradicción, por un lado esperaba el comienzo de otro ciclo y por otro,
deseaba que todo acabara ya de una vez.
Las construcciones que quedaban en pie, se desvanecieron con dos soplos
de aire fresco, pero no se movió nada más, el constructor del martillo no vino
a la cita esperada. Se quedó mirando su desierto, horas y horas, días con sus
noches sin dormir y el desierto se quedó por derecho propio.
Algo había cambiado, su sentir era una canción que la elevaba como nunca
de la Tierra. Dejó de tener pies, flotaba, pero sus ojos se abrieron aún más,
podía ver casi todo lo que estaba ante ella.
No pudo llorar, lo quería, pero sus lágrimas no respondían como de costumbre,
se sentaron a su lado, y se cogieron de las manos. Se acompañaron para que ella
olvidara su pasado.
Se sentó tranquila en una duna de su desierto y a su lado, su nueva
amiga las lágrimas. Juntas contemplaron sus construcciones hechas finísimas y
brillantes partículas, arena blanca y pulcra. Inexplicablemente se sintió bien,
ante ella se presentaba un paisaje bello, armonioso, jamás había visto tanta
belleza, se le antojaba. Su vida ante ella, su vida desmenuzada en minúsculas
partículas de luz, no le importaba lo perdido. Recordó aquel pasaje de la
biblia, “Polvo eres y en polvo te convertirás”, estaba asistiendo a su funeral,
incluso vislumbró como sus seres queridos y sus amigos, le daban el pésame, “te
acompaño en tu pesar”, decían, pero ella no sentía tristeza, ni pena, pudo
experimentar la compasión pura y dura, el amor incondicional, para ellos
también era algo nuevo, sólo podían expresar un sentimiento “no sabemos muy
bien qué pasa o qué decir pero te acompañamos”. Se sintió agradecida, ese
sentimiento fue recogido en sus brazos y en su corazón. Pero algo le decía que
debía seguir mirando y a solas.
Era de noche en ese desierto, hacía frío pero a ella no le importó, una
fuerza o energía le sobrecogió el corazón y la envolvió con un abrigo cálido. Miró
al cielo, la noche ya había caído completamente, se quedó maravillada del cielo
estrellado, pareciera que le acariciara el rostro, ella se dejó, lo necesitaba.
Una estrella le llamó poderosamente la atención, se quedó mirándola
fijamente. Un instante robado en el tiempo, dónde unos ojos sólo miraban una
estrella, la única que existía en esa porción del tiempo, y una estrella miraba
a unos ojos en esa misma porción del tiempo.
Los corazones de ambas entablaron una conversación de amistad verdadera.
“Tocamos tu Alma con una caricia de Amor, te damos un abrazo sanador
pues tus heridas cicatrizan en estos instantes. Tu valía y tu desazón, son
alabadas en igual medida. Tu corazón fue reforzado para que pudieras cruzar el
umbral, ya estabas en las puertas, y tu llamada era esperada y anhelada, no
podíamos dejarte tan cerca.
La Fuente, el Dios/Diosa, el Padre/Madre del Universo vivía su
existencia a través de nosotros y vosotros, todos mandábamos información,
sentimientos y experiencias ricas para
su ser, de nuestro ser, pero la expansión, la evolución sigue su curso y sigue
hacia adelante. Has tenido recuerdos, sensaciones de otras vidas, de tus otros
YO, consciente o no, pero todos partían de la Fuente. La Fuente ahora quiere
visitar tu cuerpo, quiere visitar los cuerpos, quiere experimentar tu sentir en
primera línea, en primera persona. Has de traerla hacía ti y no al contrario
como hasta ahora se ha hecho. Los tiempos han cambiado, la energía está
cambiando, y esto es lo verdaderamente innovador. No es necesario ninguna conquista,
no es necesario ninguna guerra, sólo has de traer a la Fuente hacía ti que viva
en ti, para ello fusionarás todas tus “identidades” en tu persona de AHORA, no
es necesario que las recuerdes todas, no es necesario que inicies una búsqueda para
el conocimiento de ellas, eso forma parte de tu mente. Fusiónalas todas sintiéndolas
no más, aquí y ahora en la Tierra, las de esta dimensión y las de otras,
traerás a la Fuente a esta realidad, es lo acordado, y ya se puede dar. Por eso
en el Universo entero hay tanta expectación pues ha llegado el momento, para
eso os estabais preparando. ¡Felicitaciones!”
Ella escuchó atentamente a su estrella, ella amó por sobretodo, y ella
comprendió. Verdaderamente era el momento, lo podía sentir en su interior. Todo
lo pasado le llevó a este maravilloso instante, dónde el dolor, el sufrimiento,
la lucha, quedaron en esa hermosa arena.
Abrió su corazón y su mente aún más, el sentido de una vida, el sentido
de la Vida, La Unión Sagrada del Ser.
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